Estaciones de metro selladas, comercios y bancos de propiedad china destrozados y enfrentamientos con la Policía es el resultado de la caótica noche-madrugada que vivió este sábado Hong Kong, ahora prácticamente paralizada tras las protestas contra la ley que prohíbe el uso de máscaras en manifestaciones y que fue desafiada por los manifestantes.
Más de un millar de personas retaron con sus máscaras la decisión de la Jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, de invocar una ordenanza de la época británica para aprobar su ley, que según ella busca identificar más fácilmente a los manifestantes violentos para sofocar las protestas que se suceden en la ciudad desde hace cuatro meses.
Pero nada más lejos de la realidad: este sábado la ciudad amaneció con el cierre generalizado de estaciones de metro, tiendas y bancos tras una noche marcada por el vandalismo y la violencia en toda la urbe.
Muchos manifestantes respondieron a la controvertida legislación aprobada el viernes portando máscaras -prohibidas desde la medianoche- y coreando consignas, pero los más radicales optaron por vandalizar mobiliario urbano, prender hogueras, lanzar cócteles molotov y, en algunos casos, quemar banderas de China.
Los manifestantes tomaron las calles con sus máscaras, pese al riesgo de ser sentenciados con penas de hasta un año de cárcel y a ser sentenciados con una multa de 25,000 dólares hongkoneses (3,188 dólares), coreando consignas como “Usar máscara no es delito, la resistencia es razonable” y “Pueblo de Hong Kong, ¡resistir! ” “No voy a dejar de manifestarme por esta prohibición.
La Jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam, compareció hoy solemne en un video de cinco minutos para arremeter contra los “actos extremos, impactantes e indignantes” de los manifestantes más violentos y para urgir a los hongkoneses a que los condenen y se distancien de ellos.
“Los actos extremos causaron que Hong Kong viviera ayer una noche muy oscura. La ciudad está medio paralizada hoy”, puntualizó Lam, y agregó que los hongkoneses están “preocupados y temerosos”.
Aunque para Lam la ley aprobada el viernes solo busca identificar a los más violentos y “no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia”, muchos en la ciudad temen que el Gobierno acabe invocando la ordenanza para pedir la potestad de autorizar detenciones, censurar la prensa, cambiar leyes o tomar el control total del transporte.